
No necesitas ser experta en textiles… solo prestar atención a los detalles correctos.
Hay scrubs que se ven bonitos en fotos, pero al primer lavado se decoloran, se estiran o se sienten como cartón. Si estás invirtiendo en uniformes, necesitas saber identificar la calidad antes de usarlos (¡o arrepentirte!).
Aquí van 5 pruebas caseras y fáciles que puedes hacer:
1. Prueba del sonido
Estira la tela suavemente cerca de tu oído.
Si suena como plástico o hace ruido al friccionarse, probablemente es una mezcla sintética barata y poco transpirable.
2. Tacto vs. transpiración
Coloca tu mano dentro de la prenda por 10 segundos. Si empieza a sudarte o se siente caliente enseguida, la tela no respira bien. Las telas buenas se sienten frescas incluso con contacto prolongado.
3. Tensión de costuras
Estira con cuidado las costuras (especialmente entrepierna y axilas).
Una costura de calidad no se separa ni se ve el hilo cuando haces tensión suave.
4. Gota de agua
Deja caer una gotita de agua sobre el scrub.
Si la gota se queda “encima” y rueda sin ser absorbida, es antifluido real.
Si se absorbe o mancha al toque, es pura finta.
5. Regresa a su forma
Aprieta la tela fuerte y suéltala.
Una tela de buena calidad vuelve a su forma sin arrugarse feo ni quedarse marcada. Las que se arrugan mucho son más difíciles de mantener.
Bonus tip: Lee la etiqueta (y no solo la talla)
Las etiquetas de calidad mencionan composiciones como poliéster premium, spandex, tratamientos antifluido o certificaciones sanitarias.
Elegir scrubs de buena calidad no tiene por qué ser un misterio. Con estas pruebas rápidas (y un poco de atención a los detalles) puedes evitar uniformes incómodos, que se desgasten rápido o que no te acompañen en el ritmo pesado de tu día. Recuerda: un buen uniforme no solo se ve bien, te hace sentir bien y cuida tu cuerpo turno tras turno. Invertir en calidad es invertir en ti.