
Elegir scrubs puede parecer una decisión sencilla, pero para quienes pasan horas en movimiento, enfrentan cambios de temperatura y requieren practicidad constante, la elección del uniforme se vuelve clave. Aquí te compartimos los errores más comunes que muchos profesionales cometen al elegir sus scrubs… y cómo evitarlos.
1. Priorizar el estilo por encima de la funcionalidad
Es normal querer verte bien, pero si el scrub no te permite moverte con libertad, agacharte cómodamente o cargar lo necesario en tus bolsillos, terminará afectando tu rendimiento (y tu comodidad).
¿Qué hacer? Elige cortes que te favorezcan pero que también estén diseñados para el movimiento y la actividad constante. La funcionalidad siempre debe acompañar al estilo.
2. Ignorar la transpirabilidad de la tela
Los turnos largos, el ritmo acelerado y los cambios de temperatura en clínicas u hospitales hacen que la ventilación sea esencial. Las telas muy gruesas o sin respirabilidad pueden causar incomodidad o exceso de calor.
¿Qué hacer? Opta por telas ligeras, con tecnología de absorción de humedad y que permitan una buena circulación del aire.
3. No considerar la duración de la prenda
Algunos scrubs pierden forma o color tras pocos lavados. Esto no solo afecta la apariencia profesional, también implica un gasto frecuente en reemplazos.
¿Qué hacer? Asegúrate de que sean resistentes, con costuras reforzadas y colores que no se desvanezcan fácilmente. Verifica las recomendaciones de cuidado del fabricante.
4. Comprar sin pensar en el ajuste correcto
Scrubs demasiado ajustados pueden incomodar o limitar tu movilidad; muy holgados pueden verse desprolijos o estorbar. El equilibrio es clave.
¿Qué hacer? Prueba diferentes tallas y cortes hasta encontrar el que mejor se adapte a tu cuerpo y a tu rol profesional.
5. Olvidar la importancia de los bolsillos
Los bolsillos son aliados indispensables para quienes trabajan en salud. No contar con los suficientes (o que estén mal ubicados) puede entorpecer tu jornada.
¿Qué hacer? Evalúa cuántos objetos usas en tu día a día y elige scrubs que se adapten a esas necesidades. Más organización = menos estrés.
6. No considerar el entorno laboral
No todos los entornos son iguales. En algunas áreas se permite más libertad en colores y estilos; en otras, se requiere uniformidad o tonos específicos.
¿Qué hacer? Infórmate sobre el código de vestimenta del lugar donde trabajas antes de hacer tu compra.
Conclusión
Un buen scrub no solo mejora tu imagen profesional, también impacta directamente en tu comodidad, confianza y desempeño diario. La próxima vez que elijas uno, recuerda: no es solo ropa de trabajo, es una herramienta más en tu día a día.